lunes, 28 de febrero de 2011

Pequeña esperanza.

Como el título dice, pequeña esperanza, es esa apenas insignificante, de un grado mínimo pero que provoca en ti una reacción inaudita. Siempre se ha dicho que las pequeñas cosas son las que más cuentan, puede que este sea un claro caso.
Pongamos como ejemplo un túnel, o mejor un lisiado atrapado en un túnel. Su situación es crítica y difícil de empeorar, siendo sinceros, la muerte sería mejor situación que esa, y de echo probablemente el lisiado ya este debatiéndose en esta encrucijada. Cuando de repente, y sin esperarselo si quiera, ve una rendija de luz, una pequeña y apenas perceptible rendija de luz. Y qué es realmente? eso, una mínima abertura entre dos rocas, pero en cambio, qué significa para el lisiado? Siendo sinceros? todo, absolutamente todo. Ya que lo único que tenía hasta ahora asegurado era la muerte, ningún tipo de salvación era posible. Pero eso era antes, ahora está esa rendija que permitirá, no sin un gran esfuerzo, poder salir de ese puñetero túnel y seguir. Volver a la vida, a la rutina que probablemente tanto había echado de menos.
Me voy por las ramas. Lo que intento decir es que todavía quedan pequeñas cosas por las que merece la pena no rendirse. Hace dos días pretendía dejar todo lo relacionado con la escritura, dejar diez años atrás como si no significarán nada. Al igual que muchos otros ejemplos que harían demasiado extensa la entrada. En resumen, que no me da la gana que puedan conmigo, y mientras exista de vez en cuando esa pequeña rendija de luz, me tendréis aquí, dando guerra.

Bye bye.

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