Cuanto tiempo. Realmente no tanto, depende de la percepción y concepto que tengas del tiempo. Esto me recuerda a Azorín, obsesionado con el tiempo, él como tantos otros.
También hubo una vez un indiano que vivió algunos años en Europa y escribió sobre la extraña forma que tenemos los europeos de contar cada segundo de nuestras vidas. De usar el tiempo para todo, de enfrascarlo de adorarlo o maldecirlo según nos convenga. Razón no le faltaba. Si nos paramos a pensarlo, vivimos en una continua carrera con el tiempo, miramos nuestros relojes barra móviles cada fracción de segundo porque necesitamos saber en que momento exacto estamos. Este indiano dijo algo que llamo mi atención, a el le extrañaba y no se explicaba el por qué de que celebremos nuestros cumpleaños. Se preguntaba porque nos martirizamos echando la cuenta atrás de los días que nos quedan. Porque realmente los cumpleaños no son más que esos, la celebración de un año menos de vida, si lo miramos desde su punto de vista, claro.
Y bueno, hablando de tiempo, el mio también es oro, así que bye bye!
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